martes, 22 de noviembre de 2011

CUANDO NOS ENGAÑAMOS.

Deberíamos comenzar comprendiendo la forma en que estamos atrapados, ya que lo cierto es que el autoengaño es el más escurridizo de los hechos mentales y resulta imposible, en este sentido, darnos cuenta de lo que no nos damos cuenta.

La mayoría de las veces una ayuda exterior es imprescindible, pero para ello necesitamos de la verdad.

Como dice la frase “La verdad nos hará libres”. ¿Y porqué?, ¿será que no hay peor cárcel que el autoengaño?. Entras en él de puntillas sin darte cuenta y cuando estás dentro, es muy difícil escapar.

Cuando la conciencia te golpea repitiendo una y otra vez lo contrario de lo que sientes o haces en un momento determinado, eso ¿no es un acto de tortura al que por alguna extraña razon te sometes para avisarte de que eres prisionero de tí mismo? En el momento en que tu beneficio material importe más que tu tranquilidad espiritual, en ese instante has perdido la batalla.

Cuando negamos una verdad evidente, cuando ocultamos una información o situación para mantener un papel, un status o una conveniente continuidad material o sentimental, en esos momentos se cae en la trampa; entonces te intentas convencer de la realidad que quieres ver, de la película que tu mente quiera visionar, del sentimiento que necesites sentir y es cuando se pierde la perspectiva y nos volvemos subjetivos en el análisis de la realidad.

Tenemos que tratar de aprender la más grande e importante estrategia, que es la de de aplicar con sabiduría el conocimiento de la naturaleza humana en los momentos de confrontación. Y que mayor confrontación que la que el ser humano tiene con su “ego”. Entonces la famosa frase “Conócete a ti mismo y conoce a tu enemigo”, se puede aplicar sabiamente a la capacidad de comprensión de nuestro “interior” y del entendimiento inteligente de la realidad.

Conociéndote a ti mismo sabrás realmente si te engañas. Esas pequeñas mentiras, esas medias verdades que te cuentas para que la razón te asista, para ver la realidad de modo que te favorezca, te convierten en tu peor enemigo; y por lo tanto te desvirtúa la cognición tanto del ser exterior como del ser interior.

Cuantas veces te has dicho “por una vez no pasa nada”, “nadie lo sabrá”, “pues que se chingue, yo no tengo la culpa”; o simplemente analizas el escenario colocando los actores donde tu necesitas y no donde están realmente. Evidentemente que una circunstancia puntual te sea favorable, pero la vida es una carrera de fondo, y a la larga será muy dañino para tu “hombre interior”.

“Cargarle la culpa al mundo”, en ese instante has perdido la honradez obligatoria y necesaria para con uno mismo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

personas susceptibles


Existen personas susceptibles, son aquellas que por el simple hecho de que le hagan un comentario sin ninguan intención de ofernder ellas piensas que si es con esa intención, se sienten aludidas, se ofenden, alguans lloran, otras se enojan, o si alguine habla con otra persona en voz baja, creen que ya se esta hablando de ellas. Son personas frájiles emocionalmente y con baja autoestima teniendo entre otras características, la necesidad irrevocable de ser el centro de atención.
  

1.Personalidad susceptible
2 . Comportamiento susceptible
3 . Demasiado duros con su persona
4 . Comportarse con estas personas


Las personas susceptibles, normalmente, han recibido una educación en la que se les ha exigido mucho. En la que no se premiaban las cosas buenas y positivas, y sí se penalizaban todos los errores cometidos.


Las exigencias que las persona susceptibles han interiorizado en su infancia, se convierten más tarde en pretensiones que hacen que no puedan disfrutar de sus aspectos positivos y de sus carencias o limitaciones. En definitiva, no les permiten relajarse.


Todos sus esfuerzos se centran en ofrecer a sus padres una imagen perfecta, acorde a las pretensiones paternas. Cuando estos hacen algún comentario, aunque sea pequeño, sobre alguna imperfección de su hijo, la imagen que desean ofrecer se tambalea. A pesar de sus esfuerzos para ser perfectos ante los ojos de sus padres, esto es imposible.



Estas personas gozan dePersonalidad susceptible Estas personas gozan de una baja autoestima y, por esta razón, tienen la necesidad de ser el centro de atención. Les molestan todos los comentarios y críticas, y tienden a malinterpretar las conversaciones. Tienen un carácter agresivo que no pueden reconocer. una baja autoestima y, por esta razón, tienen la necesidad de ser el centro de atención. Les molestan todos los comentarios y críticas, y tienden a malinterpretar las conversaciones. Tienen un carácter agresivo que no pueden reconocer.


Posiblemente para que este rasgo de susceptibilidad se diese en menor medida, en su educación se debería haber valorado cada uno de los aspectos de su persona, los positivos y los negativos.



Las personas susceptibles, son tan frágiles como el cristal. Con un comentario negativo hacia ellos se podrían derrumbar. A pesar de ello, estas personas suelen estar atentas a todo lo que se dice de ellas, y les pueden molestar cualquier comentario, incluso los hechos por alguien que apenas conocen. Se torturan dándoles vueltas y vueltas a esas críticas hacia su persona.


Las palabras de los demás son muy importantes para ellos, ya que tienen una falta de criterio sobre sí mismos, y éstas, aunque malas, le dan seguridad. Cuando los comentarios que reciben son negativos, no las aceptan porque el enfrentamiento a ellas sería algo demasiado doloroso, ya que tendrían que reconocer sus carencias y limitaciones.
Demasiado duros con su persona
La persona susceptible se encuentra en una constante lucha entre una necesidad exacerbada de reconocimiento externo y algo que no conoce, como es la crítica exigente e interna que se hace a sí misma y que no le deja vivir. Estas personas desconocen la severidad con la que se trata a su persona.


A pesar de que a este tipo de personas se le hagan comentarios positivos y halagos, estos son tenidos en cuenta en menor medida que las críticas que le hacen tanto daño y que, inconscientemente, quiere que le hagan. En ocasiones, una gran parte de sus enfados son debidos a que no piensan mucho en lo que la otra persona les está diciendo y en la razón por la que la dicen.



A las personas susceptibles, para que se sientan a gusto, se las ha de tratar con mucha delicadeza. Ante un malentendido, esta persona siempre se pondrá en lado de la víctima y siempre esperará que sea a ella a la que se pida perdón. Demandan que sean comprensivos con ellos, aunque ellos mismos suelan ser bastante intolerantes. Consulte con un especialista.

aprender a decir NO


Son muchas las ocasiones en las que a pesar del deseo de decir no, la respuesta es la contraria. La razón hay que buscarla en el poder de manipulación de quien pide y las obligaciones que se autoimpone el que accede.
1 . Falsas ideas comúnmente aceptadas
2 . Asertividad
3 . Repetición sistemática
4 . Ser habilidosos socialmente


El resultado de decir sí cuando se está pensando justamente lo contrario es siempre el mismo: algo que no deseaba hacerse y una sensación de frustración ante la incapacidad para negarse a ello. Si no se quiere padecer de este mal hay que aprender a decir que no a algunas de las proposiciones que se reciben.


Subir 


Existe una serie de ideas que se han mantenido en la mente de las personas como correctas y que realmente no lo son. Una de ellas, es que hay que adaptarse a los demás, ya que si no, se corre el riesgo de perder la relación de amistad con esa persona.


Un amigo deberá aceptar las críticas y las negativas razonadas. Si no lo hace e intenta manipularle, incluso haciendo uso del chantaje emocional, puede que realmente no sea un amigo. Piénselo. No se trata de negarse a cualquier favor que se le pida, pero es Ud. quien decide cuándo y a quién ayudar.


A veces, el problema no son los demás, sino uno mismo. El sentido de la educación hace pensar que debe acudirse a todos los compromisos a los que uno es invitado. Pero no siempre es posible o apetece acudir. Si va en contra de sus intereses, razónelo y explíqueselo a esa persona. Hágale ver que comprende su situación, pero intente que se ponga en su lugar. Un amigo comprenderá su situación inmediatamente. Esta técnica es lo que los psicólogos denominan asertividad.
Asertividad
Para saber decir que no, hay que ser asertivos. Hay muchas técnicas para ello. Una de las mejores es desarmar a la otra persona reconociendo sus méritos, para a continuación exponer la situación propia.


Por ejemplo, en una discusión sobre quién ha de ir a buscar a los hijos al colegio, si el cónyuge afirma que está tan cansado que no puede hacerlo, es conveniente hacerle saber que se aprecia su esfuerzo en el trabajo y se comprende que esté cansado. Acto seguido, hay que defender la postura propia y exponer los argumentos.


Se trata de defender los derechos propios sin vulnerar los de la otra persona. Ser asertivo es expresar los propios puntos de vista respetando los de los demás. Todo el mundo tiene derecho a expresar su punto de vista sin temor a equivocarse. Y una buena forma de asegurarse que una idea recibirá una buena acogida es haber valorado previamente las de los demás.



Otra técnica muy válida para la vida diaria es la denominada “disco rallado”. Es útil ante desconocidos, cuyo único interés es vender un producto. Un ejemplo típico puede ser el de un vendedor de productos puerta a puerta. No hay que intentar comprenderle, ya que si se entra en su juego puede terminarse comprando algo de lo que posteriormente será fácil arrepentirse.


En este caso, la mejor opción es repetir sistemáticamente que el producto no interesa, hasta que desista al ver que la venta es imposible. Ante cada ventaja o prestación que se presente habrá que dar siempre la misma respuesta: “no me interesa”. De esta forma, es posible salir del paso educadamente sin haber cedido a la presión.



Las habilidades sociales son básicas para el desenvolvimiento en la vida diaria. Las personas tienen intereses y formas distintas de ver el mundo, por lo que el conflicto interpersonal está a la orden del día. Si no se desarrollan suficientemente las habilidades sociales o se emplean de forma equivocada, surge la frustración y la insatisfacción.
En todo caso, se trata de optar por una conducta moderada. No hay que elegir un estilo pasivo, ya que si se acepta todo lo que los demás dicen, se terminará siendo un pelele al que todo el mundo recurra para solucionar sus problemas. Y tampoco hay que elegir un estilo agresivo que nos granjee la enemistad de los que nos rodean, al no mostrar interés por sus problemas ni valorar sus méritos.

Mecanismo de autoengaño

Mecanismos de autoengaño


Los mecanismos tienen por objeto desviar la atención del problema que preocupa y así evitar el dolor. Los principales son: represión, racionalización, proyección, negación e inversión, automatismo e inatención selectiva. Estos mecanismos no se utilizan al mismo tiempo, pero sí pueden ser puestos en práctica en diferentes momentos para enfrentarse a una misma situación.


Represión. La persona inhibe sus deseos para ser aceptada por los demás.

Racionalización. Se utiliza buscando excusas convincentes para tapar los verdaderos motivos e impulsos. Es un tipo de mentira tan sutil que también se puede hacer creer a los demás.

Proyección. Con ella se vuelcan las emociones hacia otras personas. Se sospecha que el otro es de una manera determinada según lo que se niega de uno mismo.

La negación y la inversión. Implican el rechazo a aceptar las cosas tal y como son. La inversión va más allá de la negación pues se puede pasar de un estado anímico directamente al opuesto.

Automatismo. Se realizan actos sin pensar en ellos para no tener que afrontar unas consecuencias negativas. También se pueden reprimir los sentimientos que acompañan a un hecho determinado. La definición es aislamiento.

Inatención selectiva. Consiste en no ver lo que desagrada. Es un mecanismo de defensa que sirve de respuesta equilibrada a las inquietudes cotidianas. Cuando se convierte en hábito se transforma en negación.

martes, 25 de octubre de 2011

MIEDO AL ABANDONO...!


El temor a la soledad y el abandono distorciona las relaciones, de tal manera que con frecuencia las personas no saben si actúan por amor o por miedo. Por ejemplo un hombre maduro decía acerca de su niñez: “Yo era tan buen hijo y quería tanto a mi padre, que siempre lo esperé a la salida de los sitios en los que se emborrachaba, para llevarlo sano y salvo a casa”. Este relato produce en la mayoría de las personas admiración y ternura, pero rara vez se preguntan por las consecuencias que esta experiencia dejó en la vida del chico.


Pues bien se niño se convirtió en un hombre sencible y bueno que dedicó su vida a seguir cuidando adictos. Se casó con una mujer adicta y tuvo un hijo adicto. Pero, sobretodo, no entendía su gran miedo a ser abandonado. Él siempre había estado junto a su padre. No percibía que la función de protección y cuidado que correspondía al padre, la ejerció él. Le tocó ser el padre del padre, de allí su sensació de abandono.

Crecer junto a un padre o una madre alcohólicos hace que los hijos tengan la sencación de vivir sin apoyo. Cuando la persona está sobria, se vive en un mundo diferente del que surge cuando consume. En ese último, lo real desaparece. Para el hijo todo puede cambiar de un momento a otro. La seguridad se esfuma y da paso a la incertidumbre, la rabia y la vergüenza.

Cada vez que un hijo tiene que pasar por encima de sus necesidades de protección y cuidado para encargarse prematuramente de las de su progenitor ( a persar de volverse muy hábil en esta tarea de ser autosuficiente y emprendedor), en el fondo de su corazón pierde la seguridad de ser amado, no espera que alguien lo cuide, ya no distingue cuándo actúa por miedo y cuándo por amor.

Cada vez que un hijo recibe de su madre cuidado y protección, será capaz de pedir al mundo el amor que se merece y no se conformará con menos.

reflexión sobre el valor de la vida..!


Hoy me puse a pensar la importancia que no le damos a la vida, cuando ésta sin querer nos quita cosas, pensamos que es injusta y olvidamos que sin ella no seríamos quienes somos. Todos estamos llenos de momentos felices y nos sentimos morir cuando algo se termina.

La felicidad llega en cualquier momento, todo en el mundo se termina, hasta lo más hermoso, hasta lo más molesto y doloroso.

Acá nosotros pensamos que estar solos es el fin de la vida y no nos damos cuenta que a veces la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban…

El amor tiene un millón de vueltas, a veces nos sorprende y nos da felicidad y a veces se transforma en lo peor que hay.

Pensando todo esto , crecí un poquito mas, aprendí a sonreír y a ver la realidad tal cual como es, pero por sobre todo pude darme cuenta que no sirve el ORGULLO cuando existe la AMISTAD, que no sirve LLORAR cuando un amor se va, que no vale la pena aprender a CALLAR y que no existen FRONTERAS cuando nos sentimos vivos.

VALORA LA VIDA

Valorar la vida es el primer paso para alcanzar un estado subjetivo de felicidad.

En primer lugar, una persona que experimenta felicidad suele tener un sentido de su propia valía y una autoestima en buen estado. Es así de sencillo: si valoramos y respetamos algo, no queremos destruirlo. Tomemos como ejemplo una fotografía de un ser querido. Mientras la relación es buena y positiva cuidas y valoras esa fotografía en concreto. Si la relación se rompe o empiezas una relación con otra persona, es muy posible que retires la fotografía del lugar privilegiado que ocupaba en tu casa o incluso que la rompas o te deshagas de ella.

Valoramos lo que nos gusta y nos deshacemos de las cosas por las que no sentimos aprecio. Si no tenemos un sentido sano o positivo de nuestra propia valía, es muy probable que no nos preocupemos por valorarnos a nosotros mismos y a nuestra vida. Del mismo modo que la depresión es la principal causa del suicidio e intento de suicidio, la felicidad previene los pensamientos y las acciones suicidas. Y por varias razones.